La parte más consciente de las masas trabajadoras gallegas, con el proletariado a la cabeza, tiene que subir un nuevo peldaño en la historia, en la historia de la lucha de clases. En unas circunstancias extraordinariamente complicadas, podemos hablar de una alta participación en la huelga. Cierto es que esta no alcanzó los niveles de la del pasado septiembre, pero no es menos cierto que, dadas las circunstancias, se cumplieron de lleno las expectativas. En la industria, especialmente en lo naval, y en los transportes, el impacto de la huelga solo puede calificarse de suceso. Educación y servicios, así como recogida de basuras tambén pararon mayoritariamente.
Fueron docenas de miles las personas que gritaron no a la resignación en las distintas manifestaciones de las ciudades y pueblos del país. En Lugo, Ourense o, por ejemplo, Ferrol nadie recordaba manifestaciones de la CIG tan numerosas. A nivel nacional, unas 80.000 personas participaron en alguna de las muchas marchas convocadas. Un dato que solo nos puede llenar de esperanza.
También en los piquetes, informando y combatiendo el chantaje patronal desde las 22 horas del día anterior, la participación fue más que elevada.
Contra los elementos
Tres circunstancias ponen dan más valor todavía a esta jornada de huelga. Represión policial, silencio informativo y la propia precariedad laboral.
Represión policial. Comentaba un veterano sindicalista, participando en un piquete nocturno en Coruña, que nunca vio tanta policía. Nacional, guarda civil y antidisturbios llegados de León controlaban calles, plazas y carreteras cercanas a los polígonos industriales y a las grandes superficies comerciales. En el centro de las ciudades, otro tanto. Identificaciones, cacheos, control de todos los coches, intimidaciones, insultos, agresiones... el cóctel represivo preparado por el gobierno social-fascista para hacer fracasar la huelga. Pero no lo consiguió.
Silencio informativo. Las empresas de información optaron por la conocida táctica del silencio. Nula información en las jornadas previas a la huelga y paupérrimo seguimiento de la misma. Ya se sabe, lo que no sale en sus informativos y en sus cadenas no existe. Pero de poco vale enfadarse o reclamar objetividad. Son lo que son, y sirven a quien sirven. Es lógico. En un sistema como el nuestro, dictadura burguesa, la clase dominante no va a dar pie al enimigo. En lugar de cabrearnos, mejor es luchar por dotarnos de medios propios que lleguen a las masas y no se queden en los marginales círculos de los ya convencidos. Tarea tan laboriosa como necesaria.
Precaridad laboral. Los criminales índices de desempleo y las miserables condiciones de la mayoría de los trabajos, convierten el chantaje patronal en un muro demasiado alto para mucha gente. De ahí la vital importancia del trabajo de los piquetes. Sucesos como lo acaecido en Rábade, donde un obrero fue despedido por sumarse a la huelga, corroboran la veracidad de esta premisa.
Y los siervos de la burguesía pactaron
Coincidiendo con la jornada de huelga general, las cúpulas sindicales de CCOO y UGT acordaban con el gobierno y la patronal garantizar un futuro de miseria para la mayoría de los que hoy son jóvenes. Lo que esos sindicatos traidores decían que jamás harían, apoyar la jubilación a los 67 años, tardaron bien poco en llevarlo a la práctica. Y para colmo, tomándole el pelo a la gente vendiéndoles la posibilidad de una jubilación a los 65 en caso de cotizar 38 años y medio... Y tan tranquilos estos miserables.
Fieles a estas cúpulas y fieles al patrón, algunos afiliados de CCOO, no contentos con no participar en la huelga, decidieron echar una mano a la labor obstaculizadora de la policía, y organizaron contra-piquetes en las puertas de alguna gran fábrica. La visión se asemejaba bastante a algunos pasajes de la película de Bertoluci Novecento, y no precisamente a cuando aparecían los trabajadores. Otros que estarían tranquilos. Cuando sean viejos, les podrán contar a sus nietos su gloriosa noche de servicio a la burguesía.
Frente a las cúpulas de estos sindicatos y de los camisas pardas de los contra-piquetes, cabe acentuar la activa participación de sindicalistas de CCOO, tanto en las manifestaciones como en los piquetes. Agardecemos que estas posiciones críticas con la actual dirección vayan cogiendo fuerza y terminen por reemplazar a los actuales vende-obreros. Y de no ser así, seguro que las puertas de otros sindicatos, los combativos, estarán abiertas para aquellos que aún entiendan el significado real de la palabra "sindicato".
Más luces que sombras en una jornada de aprendizaje
En vista de todo lo anterior, y poniendo pros y contras, creemos que es objetivo hablar en términos positivos de esta jornada de huelga. Nutridos piquetes, masivas manifestaciones, notorio paro de la producción en importantes sectores industriales y, no lo olvidemos, una crucial experiencia práctica en la lucha para miles de personas.
Que nadie lo dude, manifestaciones, piquetes, represión, información... son elementos que conforman una buena escuela para la militancia revolucionaria. La gente más novata ha vivido, en un período de solo cinco meses, su segunda huelga general. Aprendizajes presentes que marcarán la victoria del mañana.
Comunistas, debemos unirnos
Queremos que el movimiento obrero pase a la ofensiva y no se limite a respuestas casuales y puntuales. Es preciso, hoy más que nunca, construir la histórica herramienta del proletariado: el Partido Comunista. Escuela de cuadros, guía táctica y estratégica y puntal organizativo, el Partido es condición sine qua non para la puesta en marcha de la única vía para que las clases trabajadoras organicen la resistencia y, acto seguido, tomen la ofensiva: la unidad de las clases trabajadoras en un frente popular.
Y para construir el Partido es preciso, depurando todo sectarismo, dogmatismo, oportunismo y revisionismo, avanzar en la unión comunista teniendo como pilares los principios del marxismo-leninismo y como objetivo final, al que se deben subordinar todas las luchas democráticas, la construcción del socialismo. En ese camino ya se están dando los primeros pasos.
Fueron docenas de miles las personas que gritaron no a la resignación en las distintas manifestaciones de las ciudades y pueblos del país. En Lugo, Ourense o, por ejemplo, Ferrol nadie recordaba manifestaciones de la CIG tan numerosas. A nivel nacional, unas 80.000 personas participaron en alguna de las muchas marchas convocadas. Un dato que solo nos puede llenar de esperanza.
También en los piquetes, informando y combatiendo el chantaje patronal desde las 22 horas del día anterior, la participación fue más que elevada.
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| Comitiva de Forxa! en Ferrol |
Contra los elementos
Tres circunstancias ponen dan más valor todavía a esta jornada de huelga. Represión policial, silencio informativo y la propia precariedad laboral.
Represión policial. Comentaba un veterano sindicalista, participando en un piquete nocturno en Coruña, que nunca vio tanta policía. Nacional, guarda civil y antidisturbios llegados de León controlaban calles, plazas y carreteras cercanas a los polígonos industriales y a las grandes superficies comerciales. En el centro de las ciudades, otro tanto. Identificaciones, cacheos, control de todos los coches, intimidaciones, insultos, agresiones... el cóctel represivo preparado por el gobierno social-fascista para hacer fracasar la huelga. Pero no lo consiguió.
Silencio informativo. Las empresas de información optaron por la conocida táctica del silencio. Nula información en las jornadas previas a la huelga y paupérrimo seguimiento de la misma. Ya se sabe, lo que no sale en sus informativos y en sus cadenas no existe. Pero de poco vale enfadarse o reclamar objetividad. Son lo que son, y sirven a quien sirven. Es lógico. En un sistema como el nuestro, dictadura burguesa, la clase dominante no va a dar pie al enimigo. En lugar de cabrearnos, mejor es luchar por dotarnos de medios propios que lleguen a las masas y no se queden en los marginales círculos de los ya convencidos. Tarea tan laboriosa como necesaria.
Precaridad laboral. Los criminales índices de desempleo y las miserables condiciones de la mayoría de los trabajos, convierten el chantaje patronal en un muro demasiado alto para mucha gente. De ahí la vital importancia del trabajo de los piquetes. Sucesos como lo acaecido en Rábade, donde un obrero fue despedido por sumarse a la huelga, corroboran la veracidad de esta premisa.
Y los siervos de la burguesía pactaron
Coincidiendo con la jornada de huelga general, las cúpulas sindicales de CCOO y UGT acordaban con el gobierno y la patronal garantizar un futuro de miseria para la mayoría de los que hoy son jóvenes. Lo que esos sindicatos traidores decían que jamás harían, apoyar la jubilación a los 67 años, tardaron bien poco en llevarlo a la práctica. Y para colmo, tomándole el pelo a la gente vendiéndoles la posibilidad de una jubilación a los 65 en caso de cotizar 38 años y medio... Y tan tranquilos estos miserables.
Fieles a estas cúpulas y fieles al patrón, algunos afiliados de CCOO, no contentos con no participar en la huelga, decidieron echar una mano a la labor obstaculizadora de la policía, y organizaron contra-piquetes en las puertas de alguna gran fábrica. La visión se asemejaba bastante a algunos pasajes de la película de Bertoluci Novecento, y no precisamente a cuando aparecían los trabajadores. Otros que estarían tranquilos. Cuando sean viejos, les podrán contar a sus nietos su gloriosa noche de servicio a la burguesía.
Frente a las cúpulas de estos sindicatos y de los camisas pardas de los contra-piquetes, cabe acentuar la activa participación de sindicalistas de CCOO, tanto en las manifestaciones como en los piquetes. Agardecemos que estas posiciones críticas con la actual dirección vayan cogiendo fuerza y terminen por reemplazar a los actuales vende-obreros. Y de no ser así, seguro que las puertas de otros sindicatos, los combativos, estarán abiertas para aquellos que aún entiendan el significado real de la palabra "sindicato".
Más luces que sombras en una jornada de aprendizaje
En vista de todo lo anterior, y poniendo pros y contras, creemos que es objetivo hablar en términos positivos de esta jornada de huelga. Nutridos piquetes, masivas manifestaciones, notorio paro de la producción en importantes sectores industriales y, no lo olvidemos, una crucial experiencia práctica en la lucha para miles de personas.
Que nadie lo dude, manifestaciones, piquetes, represión, información... son elementos que conforman una buena escuela para la militancia revolucionaria. La gente más novata ha vivido, en un período de solo cinco meses, su segunda huelga general. Aprendizajes presentes que marcarán la victoria del mañana.
Comunistas, debemos unirnos
Queremos que el movimiento obrero pase a la ofensiva y no se limite a respuestas casuales y puntuales. Es preciso, hoy más que nunca, construir la histórica herramienta del proletariado: el Partido Comunista. Escuela de cuadros, guía táctica y estratégica y puntal organizativo, el Partido es condición sine qua non para la puesta en marcha de la única vía para que las clases trabajadoras organicen la resistencia y, acto seguido, tomen la ofensiva: la unidad de las clases trabajadoras en un frente popular.
Y para construir el Partido es preciso, depurando todo sectarismo, dogmatismo, oportunismo y revisionismo, avanzar en la unión comunista teniendo como pilares los principios del marxismo-leninismo y como objetivo final, al que se deben subordinar todas las luchas democráticas, la construcción del socialismo. En ese camino ya se están dando los primeros pasos.
¡Por la Construción del Partido Comunista!
¡Viva la Lucha Obrera y Popular!
¡Viva la Lucha Obrera y Popular!
Estoutras, 28 de enero de 2011
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